Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 30 de mayo de 2020 | Publicado a las: 14:49
Omar Villanueva Olmedo Director OLIBAR Consultores
La necesidad de anticipar los desafíos y las estrategias de las personas, de las empresas y gobernanzas a contar de la reapertura de la economía.
Los temores y la cobertura mundial, las cifras.
En los últimos seis meses el mundo ha vivido una pandemia que ha llegado a un punto alto y que en algunas partes ha empezado a disminuir, dejando hasta la fecha varios millones de contagiados, muchos de ellos recuperados, junto con varios cientos de miles de fallecidos de una población de alrededor 7,5 mil millones de personas. Se espera que aumente el número de afectados, dado que se supone que la pandemia continuará por algunas semanas o meses más, aunque con algunos altibajos, como ha ocurrido en varias naciones.
Hasta aquí se puede considerar que ha sido más bien baja la probabilidad de que una persona se haya contagiado en el mundo y en el país, por lo mismo la mayoría siente que se ha salvado y, por lo tanto, ahora hay que empezar a decidir y ejecutar la recuperación personal y de las empresas y organizaciones que han sido directamente afectadas, para salir del desastre económico en el que se encuentran.
Es sin duda una tragedia de enorme impacto por el número personas que han tenido que privarse de sus actividades normales, por lo doloroso para las familias que han perdido a seres queridos – especialmente los de la tercera edad – por lo extremo que es el tratamiento para los casos más complejos, por lo desconocido que son las secuelas de los recuperados y sus tratamientos, por el inimaginado despliegue en salud de profesionales, técnicos y personal que ha trabajado, con una dedicación enorme y con grandes riesgos personales, todo lo cual deberá quedar en los anales de la salud mundial.
Sin embargo, ha llegado el momento y la necesidad de anticipar los desafíos y las estrategias que tendrán que emplear las personas y las empresas afectadas, directa o indirectamente, para la reincorporación a sus actividades y a una la reapertura de la parte de la economía que ha sido dañada.
Por otra parte, las personas y las empresas, cercana a un tercio de muchos países, están en una etapa crucial para su futuro inmediato y mediato porque están viviendo el desempleo, o una mediana o fuerte disminución de sus remuneraciones e ingresos o se les han reducido sus ventas o han tenido que cerrar sus actividades.
Se puede partir de la base de que la actual crisis económica es mundial y:
Ahora viene la etapa de reconstrucción y para cada persona o empresa con problemas tendrá que pensar en lo que debe hacer la próxima semana, luego en el próximo mes, anticipar el trimestre que viene, trabajando para resolver su propio problema, el problema de sus trabajadores y los de sus familiares.
Las personas, sus incertidumbres, sus expectativas… y miedos.
Aunque lo anterior no se observa a los ojos de la mayoría de las personas, porque puede ser una realidad más o menos distante, que se une a lo desconocido de las etapas siguientes a la declinación de la pandemia, de su duración, sus secuelas y su posible recurrencia lo cual produce miedo en las personas; se señala, en los medios empresariales mundiales, que paraliza a muchos presidentes, directivos, gerentes, profesionales, técnicos y personas en general. Por su parte, otras personas se afirman en la negación: “que se volverá a lo mismo de antes y que por lo tanto no es necesario un nuevo modelo de vida o de negocios, nuevos supuestos o nuevas mentalidades, sino que se volverá a las actividades tradicionales y bien conocidas”.
Se dice que, en particular, las personas que vienen de un pasado de éxito, aprenden de forma violenta lo que es fracasar y eso los hace pensar y se reafirman en que todo lo malo pasará y que volverá a ser como antes.
Algunas personas tratan de sacar conclusiones de la crisis financiera de los 70, del 1982 o del 2008-09 para arremeter en las etapas que vienen. Algo se puede obtener de ellas, pero las diferencias son muchas, para empezar ha sido una amenaza a las personas a su salud y a su vida, lo cual no ocurrió en la crisis anterior. Esta crisis tuvo a toda la población del mundo sometida al peligro y al miedo de la enfermedad y de la muerte. Eso no pasó en absoluto en la primera década, para muchas personas esa crisis pasó desapercibida. En esta pandemia los medios de comunicación han sido obsesivos en dar noticias, durante gran parte del día, sobre contaminados, recuperados, fallecidos por día y sus variaciones diarias durante más de cinco meses como un reality. Nada de eso ocurrió entre el 2008-09.
Ahora se ha recurrido al cuidado y al encierro para hacer que aquellos que no se comportan según se ha publicitado (mascarilla, espacio, estornudo, cuarentena, etc.) se comporten de la manera adecuada. Nada de eso en los años 2008-09.
Para evitar seguir con otro ciclo de miedo, fracaso y parálisis, las personas no tienen que convertirse en psicoterapeutas de consultorio, pero sí deben abordar la vida emocional propia y la de sus seres cercanos, sea como: (a) presidente de una compañía u organización que debe animar a sus altos ejecutivos y a todo el personal, (b) jefe de familia que debe retomar el negocio familiar o reemprender otro negocio que tenía pensado, o (c) como toda persona que tienen que trabajar asalariado o no y que sacar adelante a su propia familia y así mismo.
Y para ello hay que entrenarse para que se reactiven sus capacidades y el pensar en las innovaciones que habrá que hacer, lo cual es una manera buena e indispensable para revitalizarlos.
¿Cómo aprovechar las oportunidades del futuro post pandémico?
Pero se sabe que estas semanas y meses son momentos de gran incertidumbre con respecto a miles de empresa: cómo se comportarán sus mercados, sus ingresos y sus costos y sus deudas y para millones de personas: ¿recuperaré mi cargo, tendré que buscar algo nuevo, será mejor seguir como independiente?
Y es justamente este futuro cercano y de mediano plazo el que ofrece las mejores oportunidades para innovar y emprender, o sino, donde hay que buscar esas oportunidades.
Los daños a la economía han ocurrido y son graves, y lo seguirá haciendo durante algún tiempo, en actividades y empresas de diferente tamaño y rubro como ha ocurrido con: educación, turismo, hotelería, servicios a las personas, artes, deportes, comercio minorista, partes importantes de transportes y de salud, etc. de las cuales algunas se recuperarán y otras probablemente tendrá que reconvertirse o desaparecerán.
Pero también están las empresas de servicios públicos que han seguido funcionando y algunas con demandas crecientes, como telecomunicaciones, electricidad, gas, agua, etc. y que tendrán ganancias extras, así como las beneficiadas debido al virus y a las cuarentenas y temas asociados (alimentos, higienes y limpieza, laboratorios, farmacias, medicamentos y equipamiento y algunas de la salud y su prevención).
En estos tiempos de dudas e incertidumbre se trabaja mucho con: supuestos, con los valores y con las actitudes personales y poco con los datos, por eso lo que expresa el General James Mattis es significativo:
“Tiene que comenzar con los datos. Si sólo puede cuantificar el 10 por ciento del problema en este momento, comience allí. A medida que ingresan más datos, reemplace los supuestos con conocimiento. Y entonces necesitas aplicar tu juicio”. Lo anterior sin negar el valor de la sabiduría.
Lo que se viene será un buen momento para aplicar el pensamiento intersticial.
Por su parte el conocimiento disponible del pasado proviene normalmente de las relaciones de causa-efecto de cada conocimiento singular y de sus avances lineales. La singularidad proviene de las características, atributos y objetivos particulares de cada conocimiento, que lo diferencian de los otros, por ejemplo, un “clavo” se puede distinguir de un “jazmín”, como un “doctor en derecho” de “un carpintero”. Cada conocimiento singular avanza normalmente dentro de determinados cánones y tiende a ser muchas veces más restringidas en relación a los avances de los conocimientos de las otras singularidades y disciplinas.
Se sabe que el nuevo ordenamiento de empresas, sectores, recursos, empleos, remuneraciones, precios, actuación de los poderes públicos no serán los mismos del año pasado, y a raíz de esos cambios y de los “nuevos conocimientos” que se producirán las personas aprenderán cuestiones completamente diferentes, de ese nuevo mundo y de esos cambios y si los aprovechan les darán unas mayores recompensas que las recién pasadas y, desde luego, que las actuales.
El “pensamiento intersticial” se basa en el principio de que todo en el universo está relacionado, y que la mayor parte de ese relacionamiento no se conoce, es decir, no hay conocimiento disponible hasta ahora. Y eso es crucial para enfrentar el escenario que viene.
Por su parte, el método para el desarrollo del “conocimiento intersticial” consiste (simplificando la explicación) en encontrar relaciones entre las características, los atributos y los objetivos de diferentes singularidades para llenar los “vacíos de conocimientos que existen entre ellos”. Lo cual se aparta del método tradicional de desarrollo singular de las ciencias y las respuestas empresariales y de gobernanzas del pasado.
Al aplicarse la metodología sugerida se podrá llegar a resultados sorprendentes nunca antes alcanzados, logrando acceder a fuentes de enorme poder creador, como se ha descrito en documentos anteriores entregados, a través de medios, gratuitamente a la comunidad para su beneficio y aplicación. Esa será la nueva riqueza y valor agregado para las naciones, empresas y personas en los próximos escenarios postpandémicos.
La pandemia va de retirada. Sin miedo, entonces, invitamos a crear y reiniciar con mucho ánimo y con otros paradigmas las actividades en el emergente mundo que nos tocará vivir a contar de un poco tiempo más, buscando en él, en lo intersticial y u otros enfoques aportes a la innovación y al reemprender: una nueva y desafiante forma de vida para beneficio de todos en la nueva vida de postpandemia.