Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 2 de septiembre de 2019 | Publicado a las: 10:09
Señor intendente: una decisión. ¿Mejor un rato colorado que toda la vida descolorido o pálido? Usted mismo ha respondido que por el clima de violencia de la región, las empresas privadas no quieren licitar trabajos en nuestra Araucanía. Ya se cumplió un semestre del año y queda la sensación que “caminamos con los pies a la rastra”. Enfrente este difícil mes de agosto y golpee la mesa y corrija lo que hay que corregir. Esta no es una petición de los opositores, sino de sus propios partidarios, que con poder o sin él, confiadamente votaron por su gobierno.
“Mejor un rato colorado que toda la vida descolorido” es una antigua frase que no sabemos su origen. Algunos dicen que proviene de España, específicamente de Andalucía. Sin duda, quienes la ocupan se refieren que ante el transcurso de los hechos, más vale enfrentarla, dar la cara y reconocer que los acontecimientos son duros, que se nos vuelve en contra como ese artefacto de los pueblos originarios de Australia, el boomerang.
Esa es una de esas frases que constantemente oímos por ahí pero que raramente aplicamos, por lo menos ante la dura realidad regional. La vida transcurre en medio de señales, advertencias que nos llama a actuar con realismo y solo con la verdad.
“Mejor un rato colorado que toda la vida descolorido” viene como anillo al dedo. Quizás nos gustaría enfrentar este espacio con más optimismo, fuerza y confianza de nuestra vida regional; nos gustaría hablar de que los errores del pasado y de esos pasos de dudosa eficacia han sido superados de tal manera, que vale la pena caminar con confianza por los atractivos regionales, confiados en que los anuncios de programas y políticas realizados por los sucesivos gobiernos hasta hoy, nos estimulan a caminar por sus rincones llenos de coloridos horizontes.
Quizás, debemos detenernos un rato –colorados- y analizar por qué llegamos a ese color en nuestros rostros. Es sanador reconocer que estamos en una encrucijada por nuestros propios errores, malas decisiones, productos de ineficientes conclusiones.
Es posible que después el tono desaparezca de nuestras caras y luego de respirar muy hondo, buscar las salidas, analizar los por qué, determinar nuevos rumbos y salir con confianza y seguros a construir el futuro.
Porque los múltiples indicadores que arrojan los estudios serios, académicos y de observadores de ideas claras y potentes, nos dicen que en la región no se ha producido ni diseñado estrategias para salir de su estancamiento. Y no le echemos la culpa solo al enorme poder del nivel central; no solo tenemos que apuntar al centralismo y a ese mundo político que se apodera de las decisiones tras los enormes escritorios y oficinas que mantenemos todos.
Sí, es una crítica política. Pero que no solo emerge de los partidos políticos de la oposición, que por su misma formación ideológica, está atenta para criticar a quienes ostentar el poder político y administrativo en nuestra Araucanía, sino que muchas de las alertas surgen desde sectores y grupos con poder político identificados con el actuar gobierno.
Estamos en una región con problemas de diverso tipo. Tenemos problemas de rezago en zonas que nacen de la pobreza material y espiritual. Porque tenemos que reconocer que los estándares de pobreza que hay en esta región es casi el doble de la tasa de pobreza que tiene el resto del país. El ingreso per cápita de la región es 60 por ciento del promedio del país, en las comunidades mapuche es de 45 por ciento, por citar un dato.
Si bien la señal que estamos señalando es política, llama la atención que las voces no solo del pacto político opositor, sino que cada día son más aquellos que en la última elección presidencial dio el voto a los candidatos y programas que resultaron ganadores.
La región de La Araucanía se mantiene en el último lugar del Índice de Desarrollo Regional, Idere 2019, pese a presentar una evolución respecto a la medición anterior.
El indicador no es de alguien de la oposición, sino del Instituto Chileno de Estudios Municipales (Ichem), de la Universidad Autónoma de Chile, considerando 32 variables en siete dimensiones: Educación, Salud, Bienestar Socioeconómico, Actividad Económica, Conectividad, Seguridad y Sustentabilidad además de Medioambiente.
Un diputado opositor advirtió otro triste dato. La Araucanía -que cuenta con el mayor presupuesto nacional en el Fondo Nacional de Desarrollo Regional, con cerca de 117 mil millones pesos- en el primer semestre solo ha gastado 37 mil millones. Ricardo Celis, el parlamentario, hizo presente un informe de la Subdere, que señala que la región se ubica en la penúltima posición de gasto a nivel nacional, con un 31,8% de ejecución, superando solamente a la región de O’Higgins, que presenta un porcentaje de 31,7. ¿No nos pusimos colorados el año pasado que acuerdos de última hora se logró la meta de gastar el presupuesto regional?
Gustavo Valenzuela, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Temuco, sostuvo que el Estado debe hacerse cargo de la seguridad, para poder vivir en paz, trabajar y desarrollarse “que son los pilares básicos que debe asegurar el Estado a sus ciudadanos y en La Araucanía hay determinadas zonas rurales donde solo existe violencia e impunidad”.
Y ese fue uno de los argumentos más sólidos del actual gobierno para derrotar a la coalición gobernante anterior. Pero los lamentables hechos dicen que nada de aquello ha ocurrido, por el contrario.
También se ha conocido el estudio elaborado por el Observatorio Económico de la Universidad Autónoma, que lamenta la situación del Comercio Minorista en La Araucanía y su negativo balance 2019 según la información recogida entre sus socios.
Señor intendente: una decisión. ¿Mejor un rato colorado que toda la vida descolorido o pálido? Usted mismo ha respondido que por el clima de violencia de la región, las empresas privadas no quieren licitar trabajos en nuestra Araucanía. Ya se cumplió un semestre del año y queda la sensación que “caminamos con los pies a la rastra”. Enfrente este difícil mes de agosto y golpee la mesa y corrija lo que hay que corregir. Esta no es una petición de los opositores, sino de sus propios partidarios, que con poder o sin él, confiadamente votaron por su gobierno.