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Opinión: Del Comando Jungla a ¿Comando Anti drogas?

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 14 de julio de 2019 | Publicado a las: 17:10

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“Sin embargo, cuando una iniciativa aparentemente buena, sana, con fines colectivos o de bienestar general y orientada a solucionar un problema, se ejecuta sin conocer todas las variables y máxime, si demuestra cierta improvisación, más allá de la mentada ley de Murphy, seguro que algo fallará”.

Escrito por Jorge Aguirre Hrepic, consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.

Ante toda iniciativa buena, siempre hay que sumar o multiplicar, pero nunca restar ni dividir, esa es la cuestión.

Sin embargo, cuando una iniciativa aparentemente buena, sana, con fines colectivos o de bienestar general y orientada a solucionar un problema, se ejecuta sin conocer todas las variables y máxime, si demuestra cierta improvisación, más allá de la mentada ley de Murphy, seguro que algo fallará.

En este sentido, ante el anuncio realizado por su excelencia el presidente de la República, don Sebastián Piñera Echeñique, en el sentido de haber firmado un decreto que permite a las Fuerzas Armadas, colaborar en el combate al narcotráfico.

El primer mandatario señaló: “El narcotráfico y el crimen organizado es un enemigo que hay que combatirlo sin tregua, sin cuartel, sin darle ninguna ventaja y utilizando todos los instrumentos a nuestra disposición”.

El razonamiento está impecable en función de lo que hay que hacer.

Lo anterior, seguramente surgió después de múltiples reuniones y discusiones, donde luego de sendos análisis, se estableció que ambas policías (Carabineros-PDI), estaban sobrepasadas en el tema del control de drogas o narcóticos (depende del usuario del vocablo) o lisa y llanamente, han demostrado ser incapaces para enfrentar la problemática.

Como sea, el tema se complica a la hora de implementar las tareas reales, que saltan de la teoría a la práctica, y no solo por una cuestión legal, de rango constitucional, ya que las misiones de las policías y las FF.AA., son claras, por muy polivalentes que se quieran mostrar los medios de fuerza.

El fundamento principal, es que una guerra, es un fenómeno social, generalmente afinado, a veces acotado y circunscrito a escenarios definidos, donde los territorios y objetivos a vencer son claros, es decir una guerra regular. Incluso con parámetros observados por terceros países y organizaciones internacionales.

En cambio, el combate a las drogas o al narcotráfico, es una guerra “irregular”, con códigos muy diferentes, con un adversario más escurridizo que un “camaleón”, es un ejército con mercenarios de todo tipo, que posee alianzas con quien menos se espera, que hoy, no conoce del honor ni humanidad, y su lealtad es con el “general dinero”, a toda prueba.

Nadie duda de las capacidades de nuestras FF.AA. para trabajar en esta área sensible. Sobre todo, cuando se dice que solo serán funciones “logísticas, de tecnologías y transporte”. Sin embargo, ahí está el primer problema, ya que el solo movimiento de estos recursos, y sus desplazamientos en terreno, será observado por los informantes reclutados del hampa “Narcoide”.

Asimismo, se debe considerar, necesariamente, que en varios países donde las FF.AA., entraron al combate a las drogas, no ha habido muy buenos resultados, por razones multicausales, que, para no herir susceptibilidades, no se enumeran en esta nota.

En honor a la verdad, esto no es nuevo, ya que la Armada de Chile, a través de su Policía Marítima, ejecuta acciones anti drogas y con excelentes resultados, considerándose, eso sí, que el medio marítimo es su esencia y función principal.

El tema terrestre, tiene por lógica geográfica, otra situación, especialmente en el “TON” (Teatro de Operaciones Norte), donde por años, independiente de las minas antipersonales plantadas en la pampa y desierto, no han mermado el flujo de vehículos y personas. Ahora, con el desminado, por supuesto que ha aumentado exponencialmente el tráfico de todo tipo de personas, en ambas direcciones.

De igual forma, la frontera con Argentina, en el sur, también tiene sus propios problemas, especialmente en la región de La Araucanía, pero se enfrenta de otra forma.

Lo que ocurre, derechamente, es que el problema en el norte no es de incapacidad policiaca, incluso, en el primer gobierno del presidente Piñera y estando el mismo Subsecretario del Interior Rodrigo Ubilla –muy operativo, por cierto -, se implementó el “Plan Frontera Norte”, con todo tipo de medios, lo que se puedan imaginar, estimados lectores. Pero como el problema es otro, solo se atenuó un tiempo el asunto.

El punto en cuestión, es que el escenario no solo es tema de drogas, sino que, contrabando de todo tipo, en dirección oriente occidente y viceversa, traslado de vehículos robados hacia Bolivia, y otras especies que llegan a Paraguay y luego Brasil, a través de la ruta “Ciudad del Este”.

El tráfico humano, migraciones que en otra nota de hace tiempo, los señalé como “Avalanchas silenciosas”, pero ahora son con escándalo internacional.

En fin, la configuración de nuestro país es especial, y debemos aceptarlo como tal y diseñar nuestras propias estrategias para enfrentar los desafíos y las crisis, que esto genera.

En este mismo decreto, se fijan obligaciones para el Ministro de defensa, quien deberá, seguramente, coordinar y coordinar, con el Ministro del Interior, pero, en definitiva, ¿Quién será el mando responsable final?

Señalo esto, ya que la experiencia es veleidosa, y se puede tropezar de nuevo con la misma piedra y aunque sin pretender ser pájaro de mal agüero, ya se sufrió bastante con lo que ocurrió con el “Comando Jungla”, donde después de los lamentables hechos, que aún resuenan en el ambiente, a la hora de deslindar responsabilidades de mando, – independiente de lo ventilado por la prensa y tribunal de garantía-, el resultado fue garrafal a la vista del público que desconoce los hechos reales.

En este sentido, como sea, este grupo de apoyo o como se llame, sin duda será un “Comando antidrogas”, y aunque se crea que estará en la retaguardia policial, la practica demostrará que no será así. Lógicamente, no se los puede privar de la acción que se genera a través de la “flagrancia” delictiva, que es mucho más dinámica, de lo que se ve en las películas, y aquí no hay actores con guion aprendido, hay “chicos malos” de verdad, y cuando de perder la libertad se trata, cada uno hace lo que sea.

A la primera amenaza de un familiar de un militar, el escenario cambia, salvo que sus identidades estén protegidas. Los “narcos”, ahora enviarán voluntarios al servicio militar, para que luego infiltren estas unidades, en fin, recurrirán a cualquier método.

Insisto, la idea es buena, pero se debe madurar el “como” y “con quienes” se cumple esta nueva función, que, aunque sea en el ámbito de la doctrina de fronteras interiores, o seguridad nacional o misión deducida extra libro blanco de la defensa, da lo mismo, el fenómeno de las drogas, esta descontrolado y en aumento, en un Chile, lleno de consumidores.

Lejos, incluso de una solución, ya que los propios encargados de legislar, no quieren someterse, como cualquier empleado público a los exámenes de “orientación” de consumo de drogas, así de simple.

Es necesario señalar que la modalidad de reforzar la frontera con patrullajes integrados, no es nueva. De hecho, cuando van autoridades y prensa se hace, sin embargo, las dotaciones policiales son escasas.

Las Tenencias, Retenes y Avanzadas fronterizas de Carabineros son exiguas, en cuanto a dotación de personal, sin embargo, si estos destacamentos se hubieran elevado de categoría a “Escuadrones Móviles”, con equipamiento de intervención y apoyo, dado el estatus de Carabineros, lo que se puede legamente, otro gallo cantaría.

De hecho, la creación de la Dirección de Fronteras, fue con ese fin, pero sus directores, han conocido la frontera desde el aire, en avión o helicóptero, lo que dista de la realidad y desconocen el cruento clima que deben soportar los Carabineros, siempre.

Lejano a los reproches, la gendarmería francesa, gendarmería turca, gendarmería argentina, guardia civil española, que son símiles a carabineros de Chile, practican este modelo y por eso son otros los resultados, es decir no es solo una patrulla con dos hombres, si no que todo un componente táctico que se despliega en el control. Lo que ahora, deberán hacer las FF.AA.

Hoy, todos han olvidado, que en marzo de 2017, carabineros de la Subcomisaria Colchane, detuvieron a no pocos soldados bolivianos en tenida de combate y armados, que entraron ilegalmente a Chile, generándose un incidente internacional, por lo tanto, se deben, considerar otros aspectos, que no regula un decreto.

Sobre este tema, se puede escribir mucho, todo el mundo discute y opina, hay algunos de acuerdo y otros no, pero sin duda es mejor hacer algo que no hacer nada.

En mis estudios sobre el tema, hace tiempo lo propuse y hoy lo reitero.

A mi juicio, Chile, debe crear una “Agencia Nacional Anti Drogas”, o con el nombre que quieran, pero debe haber una entidad estatal única, que se dedique a todo el tema de drogas.

Esta institución debe coordinar y operar todo lo concerniente a drogas y relacionarse con las otras agencias internacionales, vinculándose con el ministerio público en forma especializada y las operaciones de drogas todas canalizadas, pare evitar lo cabezazos entre Carabineros y PDI, entre otras cosas.

Los procedimientos flagrantes de micro trafico sin duda pueden ser adoptados por las policías, pero los grandes procedimientos, no.

Esta agencia, bien puede tener en comisión de servicio a Carabineros, PDI, Servicios de Aduana, Impuestos internos, Fiscales, Unidad de Análisis Financiero, Fuerzas Armadas, Gendarmes, del ministerio de educación y salud, en fin, todo relacionados con el flagelo de las drogas.

El combate a las drogas, no se gana atacando al consumidor, al micro traficante o con incautación de droga donde todos van para salir en la foto o en televisión, la guerra a las drogas se gana quitándoles el “dinero y bienes” a los verdaderos industriales de la droga y sus financistas.

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