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Opinión: Sentencia del delito

Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 8 de enero de 2024 | Publicado a las: 09:13

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Por: Jorge Aguirre, Criminalista-criminólogo, profesor de Estado

Durante muchos años he estudiado el fenómeno delictivo, más bien dicho llevo hartos años viviendo del delito. Suena feo, pero es una realidad.

Cuando alguien expresa que vive del delito, se viene de inmediato a la mente, – la idea-, de que estamos en presencia de un delincuente profesional.

En cierto modo es verdad, pero sin embargo se les olvida dimensionar cuantitativamente quienes viven de la conducta delictiva y profesiones u oficios colaterales, directos o indirectos, a saber.

1.- Todos los delincuentes de las mas diversas tipologías, detenidos, imputados, condenados, reincidentes, reiterativos y absueltos que aún están en el circuito delictivo.

2.- Todos los Carabineros de diversos grados jerárquicos.

3.- Todos los Detectives y agentes de la Policía de Investigaciones (PDI) de diferentes grados jerárquicos.

4.- Todos los Gendarmes de Chile y personal civil asociado a la función penitenciaria, independiente de grados de sueldo y nombramiento.

5.- La mayoría de los abogados, todos los jueces y ministros de cortes de apelaciones y suprema, fiscales del ministerio publico y asesores de las fiscalías, abogados defensores públicos y algunos abogados privados. Todos los peritos judiciales.

6.- Todas las empresas de recursos humanos, de tecnología, de capacitación, de transportes de valores, de guardias de seguridad y vigilantes privados.

7.- Todos los arquitectos, ingenieros, constructores y maestros de Cárceles, tribunales, cuarteles policiales, etc.

8.- Todas las empresas que producen o importan, vehículos, armas, municiones, uniformes, chalecos antibalas, escudos, cascos, botes, motores, repuestos de aeronaves, etc.

9.- Todas las empresas que se preocupan de vender vehículos blindados, drones, equipos de escuchas telefónicas, test de drogas, equipamiento para ADN, equipos forenses. Etc.

El listado es más grande y se multiplica por cuatro, que es mas o menos el grupo familiar de cada persona, imaginen uds., entonces cual es la cantidad de personas que vivimos a raíz de que existe el crimen.

La pregunta es, ¿los políticos también viven del crimen?

Tenemos varias respuestas, muchas negativas, sin embargo, los políticos especialmente diputados y senadores, dictan las leyes y pertenecen a partidos políticos y variadas ideologías. Los presidentes y ministros son políticos, que ayudan a colegislar, por lo tanto, también tienen injerencia. Sin embargo, es en el poder judicial donde no debería haber políticos, – craso error-, con inclinación o militancia, pero el tiempo ha dicho lo contrario.

La guinda de la torta, el Ministerio Publico creado en la época de los gobiernos de la concertación, aparecía como una robusta garantía de igualdad ante la ley, inmediatez y objetividad. Otro caso error, a poco andar, sacaron las garras los primeros fiscales contratados donde el 40 por ciento tenía militancia política o había tenido cargos políticos previos, un treinta por ciento restante tenían interés y simpatía desde la universidad dependiendo de las escuelas de derecho y el ultimo 30 por ciento, no aplicaban en esos momentos como político.

Por lo tanto, quienes ejercen el oficio de políticos, también viven de los efectos del delito. Independiente, de su naturaleza.

La segunda pregunta: ¿Qué nos llevo a estar viviendo actualmente la peor crisis de seguridad en Chile, donde la delincuencia está desbordada?

Aquí, surgen disimiles respuestas, -algunas muy validas, por cierto-, aunque la presión ciudadana impide el ocultamiento de las cifras que no comparte la gente que sufre del crimen, siendo prácticamente eternas víctimas de delitos.

Es decir, hay una sensación victimológica en Chile, que no revelan las encuestas formales y no se tratan adecuadamente a través de los medios de comunicación social.

En relación al tema principal, a todo el mundo se le olvida que el “delito” es un concepto social que acompaña al nombre desde la antigüedad y que además posee una influencia atávica  y que no descarta la participación mental en la materialización del delito.

En definitiva, el delito, es una creación humana destinada a proteger determinados, bienes jurídicos, como la vida, la propiedad, la integridad sexual, la fe pública, la integridad física, etc.

Para ello, creo entre otros, los delitos de “homicidio, robo, violación, estafa y lesiones”, etc.

La gama de delitos siempre ha ido creciendo o perfeccionándose conforme a los tiempos, pautas culturales, nuevas creencias, nuevas tecnologías y nuevas formas de gobiernos.

Por lo tanto, el delito como parte de la naturaleza humana, es difícil prevenirlo en un 100 %. Sin embargo, si se puede controlar.

Para entender la respuesta, es necesario, tomar aire, un poco de agua y flexibilizar el cerebro, ya que de lo contrario se entenderá que es algo conspiranoico, y tal vez solo sea una acción planificada o improvisada por políticos asustadizos que prefirieron adoptar el buenismo para operar como agentes populares por bastante tiempo sin visualizar los efectos futuros.

El problema de seguridad en Chile, surge a partir del 11 de marzo de 1990, -no significa que antes no había delitos, sino que estaban controlados-, fundamentalmente porque todo lo que llevara las palabras “seguridad, orden, patria, subversión, terrorismo, delincuencia, drogas, entre otras”, obedecía a un léxico militarista golpista, del régimen militar saliente dirigido por el general Augusto Pinochet Ugarte. Así de simple.

Rápidamente, llegaron a Chile cientos de asesores de todo tipo, todos con experiencia, entraban y salían del país, con formulas para crear un nuevo orden y descolgarse de lo militar.

Si bien, era legitimo ya que todo cambio de gobierno puede hacerlo, lo malo es que no se dejaba nada de lo antiguo, borrando de un gomazo, si, de un gomazo todo lo escrito, llegando a romper el papel.

Total, la seguridad en el nuevo Chile, no era tema de estado, sino que criterio de un conglomerado político creado solo para combatir a una persona y por eso no duro mucho. Era mas falso que la alianza de Inglaterra, Francia y U.S.A., con la Unión de repúblicas socialistas soviéticas.

Es dable señalar estos pactos de OTAN y Pacto de Varsovia, porque quienes llegaron a suavizar la mirada del control social a Chile, venían de esas corrientes, es decir una vez más íbamos a copiar modelos foráneos para imponerlos en nuestra “cultura”.

Empezamos con las leyes Cumplido, fuera detención por sospechoso, fuera vagancia, fuera mendicidad, en fin, todo lo que fuera control social formal. Los delincuentes de la época no la querían creer.

A poco andar, se modifica código penal, código procesal penal, con el apoyo de parlamentarios, que días antes hacían clases en las escuelas policiales de Chile (Carabineros-PDI) y al otro día en el hemiciclo decían otras cosas. Todos votaron, no hay que discutirlo, fue acuerdo transversal y negociado, del debilitamiento del estado como servidor de la seguridad.

En esa misma época el terrorismo refloreció, se cometieron atentados y secuestros nunca antes vistos, pero lo terroristas de ayer, ahora eran jóvenes idealistas que la habían pasado mal. Surgió la justificación de todo.

Para que hablar del control de las identidades de los delincuentes y fichas, el servicio del registro civil, ahora en control político, procedió a borrar antecedentes a medio mundo. Borrón y cuenta nueva.

Seguidamente, se comenzó a generar comisiones de estudios en algunas universidades y surgieron cerebros que viajaron por varios países copiando los modelos de enjuiciamiento criminal, hasta llegar a imponer un modelo foráneo donde la verdad es fundamental, a un país donde la mentira ahora es una virtud.

Llegamos al 16 de diciembre del año 2000, donde se implementa en La Araucanía, ocurriendo el primer procedimiento policial en Temuco, de un detenido por robo en bienes nacionales de uso público, donde en el primer control de detención, vimos como venia la mano para la sociedad honesta.

Nadie reparo en el exceso de garantía de un sistema en favor de quien comete delito y en el poder de los nuevos fiscales para investigar, más allá de dirigir y como quieran, sin control. Otra vez, gol de arco a arco.

Siguieron los años, de un lato desarrollo, pero de miles de procedimientos donde la delincuencia, no entendía que el nuevo sistema fuera tan bueno para ellos.

Es decir, la gran tranca generada por el gobierno militar, descalibro la brújula técnica de la política en materia de control social. De hecho, da pena escuchar a las comisiones de seguridad del congreso, da lastima escuchar a la subsecretaria de prevención del delito, donde crean un Centro de prevención del homicidio, si, esta bien lo que leen, no es broma, en chile descubrieron el año 2022, que se puede prevenir el homicidio. Sin embargo, las estadísticas son bochornosas.

Chile, donde algunos alcaldes, como clientes frecuentes de los canales de televisión, cada día hablan y hablan sobre la delincuencia y proponen ideas. Lo que no debiera ser malo, pero hay ideas e ideologías baratas.

Un alcalde, contamino a otros y les dijo que pidieran las casas narcos para beneficio municipal. Estos alcaldes no saben que la ley contempla todo eso. Pero que pasaría si un municipio recibe una casa de un narco traficante y la arrienda o utiliza como bien municipal, acaso no sabe que el narcotraficante apenas salga de la cárcel va a recuperar su casa por las buenas o las malas o sino envía a alguien a realizarlo. (que pasa con la seguridad del que vive o arrienda), o habrá otra intención al efecto?

Otros alcaldes quieren crear batallones, compañías o secciones de seguridad municipal, cuando aún no está finiquitada la modificación de la Ley Nro. 18.965, constitucional de municipalidades. La que analizada por quien suscribe, la catalogo de pésima, para los empleados municipales.

Los demás alcaldes, al aguaite, ya que no saben de que se habla, la ignorancia es terrible sobre la temática de seguridad y es aquí donde algunos concejales se suben por el chorro y llevan agua a su molino.

Lo anterior, por que la inseguridad y el miedo, hoy por hoy son el caldo de cultivo para lo que sea. Para campañas políticas, mejor.

Tercera pregunta: ¿esto tiene solución, es decir se puede superar esta crisis?

La respuesta es clara, SI.

Con absoluta voluntad política y claridad de ideas y sin tener una política publica de seguridad perfecta, se puede controlar a la delincuencia, reducir todos los delitos, generar menor temor, bajar la victimización y de una forma muy fácil.

Se debe dejar trabajar a Carabineros de Chile y Policía de Investigaciones de Chile, con solo los controles que genera la ley, integrar en el trabajo operativo a gendarmería de chile, y otras instituciones afines. Lograr que el ministerio publico flexibilice el control de la flagrancia ya que, si bien existen 12 horas para informar, quieren actuar en algunos casos de inmediato mermando la capacidad policial operativa sobre la marcha. Debe dejar de seguir mandando el escritorio, café y aire acondicionado, por sobre la calle, la transpiración y el mate con los vecinos.

Menos restricciones operativas, menos papeleos y más patrullaje policial más inteligencia, darán un buen resultado.

Finalmente, solo para recordarles, las reglas del juego son claras, señores no es culpa del delito, lo que pasa que quienes debilitaron al país hace rato y lo destrozaron hace poco, podían alegar y alegar. Pero hoy son gobierno y están al otro lado de la trinchera, Uds., son los jefes actuales de la policía que criticaron ayer, y no tienen idea de que hacer. Están en pampa, pero con el agua al cogote.

Como proceso inverso, hoy los tribunales de justicia, independiente del origen, en la practica poseen una gran cantidad de sentencias que son apeladas, otras pasan años y años sin que se cumplan los tiempos y por obra de magia, aparece luego una condena o una absolución, más allá de los rastros, huellas, indicios o señales.

Lo paradójico, es que esta vez, en este tiempo, el delito ha tomado el control del país, a todo evento, en todas partes y en cualquier horario. En todas las reuniones sociales se habla del delito y se critica porque no hay mano fuerte con los delincuentes, con los migrantes ilegales, con los narcos, con los ladrones de maderas, con los terroristas, etc, etc.

También existe la negación de la responsabilidad, donde nadie hace nada de nada. Las policías, agotadas y timoratas patrullan tibiamente algunas calles donde ojalá no pase nada.

Este “delito”, que ahora tiene el control, esta redactando la “sentencia” para Chile, donde no valdrá apelación alguna, salvo que ipso facto, se efectúe un ataque frontal, directo con todos los medios institucionales del estado, incluso en el marco jurídico, contra la delincuencia en todos sus niveles, tanto en el medio libre como privados de libertad, se fracture la cadena productiva del delito, se les retengan los recursos derivados del delito, con el máximo de energía y fuerza del derecho. De lo contrario, a seguir llorando.


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