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Opinión: El rol social de los centros de I+D empresariales

Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 25 de mayo de 2020 | Publicado a las: 09:28

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“…En tiempos de pandemia / Los centros de I+D empresariales como un motor de cambio positivo (…) Chile es el país de la OCDE que menos invierte en I+D en relación con su Producto Interno Bruto (PIB). En 2015 invirtió solo 0,38% del PIB, muy por debajo del promedio total de 2,4%”.

Werner Jakob, gerente general de Maestranza Diesel S.A.

El pasado 21 de abril conmemoramos el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, que casi pasa desapercibido bajo el complejo escenario que vivimos producto de la pandemia, y que nos llevó a adaptar bruscamente nuestros estilos de vida, tanto personales como laborales. Desde esa mirada, es válido que nos replanteemos qué rol debiesen adoptar los centros de investigación y desarrollo del sector empresarial, para responder a las necesidades de este contexto sin precedentes. 

Hoy, el Covid-19 nos está desafiando y poniendo a prueba, llamando a las compañías a ser más conscientes y a responder de forma responsable, llevándolas a tomar un papel decisivo y activo en la superación de esta emergencia. A su vez, a unir esfuerzos para generar desde nuestras áreas de I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) proyectos y soluciones que respondan eficazmente a esta crisis y también a otros problemas sociales urgentes, mejorando la calidad de vida de las personas y motivando a otros a ejecutarlas.

Para que esto ocurra aún nos quedan paradigmas por romper. Chile es el país de la OCDE que menos invierte en I+D en relación con su Producto Interno Bruto (PIB). En 2015 invirtió solo 0,38% del PIB, muy por debajo del promedio total de 2,4%. ¿El motivo? En parte, la falta de capital humano dedicado al área y la poca inversión por parte de privados. Pese a que el Estado promueve la generación de políticas públicas que impulsan y brindan acceso a mecanismos de financiamiento y beneficios tributarios a través de la Ley I+D de Corfo, que son de gran ayuda, aún no se evidencia ese cambio de percepción que se necesita para avanzar en esta materia. 

El futuro es incierto, pero es responsabilidad de todos imaginar y fortalecer nuestra capacidad de innovar para construir un mañana sostenible. ¿Cómo reorientar la labor de nuestros especialistas e investigadores? ¿Cuáles serán las prioridades? Son inquietudes que nos planteamos desde el área de I+D de Maestranza Diesel, donde tomamos este desafío como algo positivo. Una oportunidad para reinventarnos, para crear, pensar y reformular todas las ideas que ya trabajábamos y aquellas que se demandarán post pandemia, pero está vez bajo nuevas formas de ver y hacer las cosas.

La tarea no es fácil, lo sabemos. Preparar a nuestros equipos para abordar la innovación desde otra visión, más humana y solidaria, y desprendernos de ciertas creencias, sin dejar de velar por la salud y seguridad de nuestros colaboradores y clientes nos permitirán proyectar el nuevo rol social de nuestros respectivos centros de investigación y desarrollo empresarial, como un elemento diferenciador para la vinculación con nuestro entorno.

Las empresas que invierten en I+D somos transformadores en potencia y promotores de grandes ideas, orientadas no solo a brindar valor a nuestros negocios, sino también a colaborar y tomar las mejores decisiones para generar proyectos y soluciones que contribuyan al bienestar de toda la sociedad, convirtiéndonos en un motor de cambio positivo.


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