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Opinión: Aguja o bala

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 3 de enero de 2021 | Publicado a las: 08:00

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“… este criticado Presidente de la República, contra todo pronóstico, en base a su propia voluntad igual como hace años, rescató a los 33 mineros de la mina san José, en Copiapó, ahora nos sorprendió a todos con un “jaque mate”, logrando negociar anticipadamente con cuatro laboratorios, la entrega de 80 millones de dosis de la vacuna para enfrentar al covid 19, superando a muchos gobiernos, que aún no entienden que pasó”.

Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, profesor de Estado, consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminologo.

Cuando las cosas se hacen bien se deben destacar, ya que no es saludable, siempre resaltar  lo negativo, también hay que pensar que las personas no son monedas de oro, para atraer a todo el mundo, con el interés que representa el mineral noble.

Es más, nos hemos acostumbrado a la crítica independiente si hay argumentos o no, hemos practicado el deporte criollo del pelambre, especialmente cuando alguien (afectado) no está presente y porque no decirlo, hemos coqueteado con la opinión como verdaderos amantes desde las sombras, constituyéndonos en “Filodoxos”.

Independiente de los hechos, el principio de objetividad hace tiempo que está esquivo, y el respetable público, encontró un nuevo juego, practicar tiro al  dardo teniendo como blanco la silueta presidencial actual.

En honor a la verdad, políticos de todos los partidos, sea en público o en privado, se sumaron a este juego para que decir de los medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales, nacionales y extranjeras, hasta algunas Instituciones públicas, comenzaron a jugar con la indisciplina e insubordinación, ya se había perdido el liderazgo.

Estábamos en frente de un nuevo escenario, donde el bien y el mal habían contraído matrimonio, donde negro y blanco se fusionaron y todo se pintaba de gris. Se nublaba el cielo y se eclipsaba el sol, todo en un instante, dando paso a dos grandes acontecimientos, la insurrección de octubre-despertar de Chile para algunos- y la pandemia denominada coronavirus o covid 19.

Estas dos variables se elevaban al cubo cuando se multiplicaban con los múltiples atentados en La Araucanía, y la desesperación que genera la omisión superaba todas las expectativas que existían, sobre un gobierno que pintaba para bueno.

La exógena depresión social se salía de control  y no había fármaco que pudiera hacer conciliar el sueño de la ciudadanía.

El insomnio de la sinrazón se apoderó de todos, sin excepción y muchos comenzaron a auto medicarse para poder paliar sus propias dolencias, especialmente los “bajoneados” electores que votaron por su Excelencia.

Nadie entendía nada, la recriminación generalizada se basaba en que era inentendible que una persona con experiencia presidencial reciente, en vez de mejorar, aparentemente no daba el ancho para superar los problemas para los cuales muchos tenían la solución.

El listado de problemas, falencias, estupideces, chascarros, errores y chanchullos, es enorme, muy largo para enumerarlos y no vale la pena  recordarlos para no ser masoquistas. Además, el chileno, en general, tiene mala memoria. Así que a guardar las cosas con criterio de inventario.

El bienio 2019-2020 mostró lo mejor y peor de muchos, sin embargo, para sumar y no restar hay que decir que la esperanza no se perdió.

En lo práctico,  en el terreno, los hechos más importantes tuvieron un tratamiento muy light, casi relajado y aquellos menos relevantes y que podían esperar, por no ser de primera necesidad, se transformaron en solución de nivel constitucional.

Es decir lo que antes pasaba en Pelotillehue, donde Condorito peleando con Pepe Cortisona, motivados por la escultural Yayita, hacían sufrir humorísticamente hasta  al noble perro Washington, y donde siempre tenía que morir el roto Quezada, inmortalizado mediante un escrito por supuesto que más artístico que un grafitis en cada pared de este pueblo. Si, un pueblo, pero de algún rincón de Chile, donde las profecías del brillante “Pepo”, guardando las proporciones, se han cumplido de alguna forma, especialmente en cuanto a las debilidades humanas.

Pero que sabes tú, joven de historietas sanas, si naciste-sin ser tu culpa ni responsabilidad- en una incubadora digital, tan tecnológica que no conoce el silabario.

Que importa, el origen de todo si ni siquiera interesa el presente y menos el futuro, en un país donde después del fútbol, el deporte que sigue es dividir para gobernar.

Nada refleja más, estos tiempos que la apatía ciudadana, salvo para exigir derechos y donde el opio del pueblo fue la religión y hoy el hachís, es el consumismo informativo informal sin comprobación de fuente de origen, la marihuana se transforma en el vehículo para poder socializar mejor, la cocaína nos trajo estatus y el medio para ser más exitosos en la gerencia. El  licor de etanol, el transbordador para poder cruzar las imaginarias barreras de la dignidad del resentimiento, sin expresión de causa. Total, las drogas de uso, abuso y sociales, son el eje transversal que cual pilar, sostienen la estructura del edificio ciudadano que se cae a pedazos si se termina el consumo. Se pierde la onda del after (después) organizacional.

En realidad, cualquier sustancia natural o artificial que altere el sistema nervioso central puede ser una droga, pero también afecta el egocentrismo, el narcisismo, la envidia, el egoísmo y el anti patriotismo. Todo vale y todo sirve.

En síntesis, quien puede lo más, puede lo menos ¿o es muy tonto lo que escribo y digo?

Analicen, qué será más difícil, controlar el uso de armas y evitar una “bala” loca que quite vidas a inocentes personas o reducir y mitigar una pandemia mundial que afecta a todos.

Esta encrucijada-real y atingente por supuesto- no permite especulaciones, solo decisiones, claro que al más alto nivel.

Respecto a las armas de fuego, existe una ley clara y draconiana, con un rígido reglamento, una estructura institucional para su control, personal para cumplir con el control, códigos y normas complementarias, en fin, están dadas las condiciones para manejar el mercado nacional, formal y legal, como también las leyes para enfrentar a quienes se mueven en el mercado ilegal paralelo ostentan cuando usan las armas, hacen mal uso de ellas ya que no saben controlar sus impulsos, etc.

Las herramientas existen pero quedó claro que no existió la voluntad de control y se desvió hacia otro lugar.

Es más, quieren controlar prohibiendo la tenencia de armas por civiles y de los “EX”, léase como la lacra social que hace un tiempo vistió uniforme  y ahora son pasivos inservibles, total la amenaza externa, según políticos expertos, se extinguió.

La amenaza interna ya no lo es, se consolidó tranquila y paciente en el propio estado y quienes hace algunos años recibieron un saco de azúcar de regalo, con un Transformers en su interior que de pistola cambiaba su fisonomía a fusil AK-47, hoy están en el establishment. Nunca necesitaron permiso de tenencia ni porte. 

El segundo aspecto, más difícil para el mundo entero, es el control de la pandemia, el Covid 19 donde no había manuales, códigos, leyes, experiencia, ni personal preparado, es decir todo cuesta arriba.

La marcha se veía más pesada ya que tampoco dependía solo de medidas internas,  en este caso, las relaciones internacionales eran la esencia, para conseguir buenos resultados, satisfacer necesidades, mejorar las condiciones económicas, apoyar a los más carenciados y aquellos que quedaron sin trabajo, sin estudio, sin desarrollarse en sus actividades, empresas a la baja, las acciones, en fin la mezcla del problema de salud, con el económico y con el alimentario.

Sin duda este problema es más difícil ¿o no?

Pues bien, el vilipendiado Presidente de la Republica, incapaz a todas luces de vencer al terrorismo, la criminalidad desorganizada, el crimen organizado, el narcotráfico, la migración ilegal y trata de personas, el tráfico de armas, la insurrección, el deconstructivismo estatal y social, el desorden institucional, la deslealtad política y su relación con los otros poderes del estado, contando con una batería de disposiciones legales que lo avalan, no ha podido controlar nada, dando puras explicaciones que no convencen a nadie.

En este mismo orden de ideas, un tema mucho más complejo, más imbricado y lento de conseguir, donde el optimismo casi es una quimera, el derrotismo está a la vuelta de la esquina, donde hay mayores detractores e incluso hasta factores económicos y comerciales adversos. Pues bien, este criticado Presidente de la Republica, contra todo pronóstico, en base a su propia voluntad igual como hace años, rescató a los 33 mineros de la mina san José, en Copiapó, ahora nos sorprendió a todos con un “jaque mate”, logrando negociar anticipadamente con cuatro laboratorios, la entrega de 80 millones de dosis de la vacuna para enfrentar al covid 19, superando a muchos gobiernos, que aún no entienden que pasó.

Chile, el primer país de américa  del sur en poseer y aplicar la vacuna contra el coronavirus, hoy es analizado y nadie entiende, especialmente los países vecinos que aun teniendo graves desórdenes públicos, adversidad política, ataques de todo tipo, haya logrado esta gesta sanitaria histórica, y menos que el propio presidente haya generado las garantías comerciales de cumplimiento.

Aquí no fue responsable Fuente Ovejuna, ni condorito o Peter Pan. El gestor principal fue un hombre frío y calculador, que esta vez operó con criterio de estado precisamente cuando más se necesitaba y se comportó a la altura de las circunstancias, bien por él y Chile.

¿Si este Presidente, puede lo mas difícil, porque no cumple con lo más fácil?

Será porque le tiene más miedo a una aguja que a una bala, o puede ser que no sepa que estos dos elementos, diseñados, con diferentes fines, tienen por objetivo traspasar dermis y epidermis, e inocular resultados disimiles.

Con todo, esta vez hay que felicitar al Presidente Piñera, por su gestión por las vacuna, aunque aún no se sabe oficialmente si ya fue vacunado, es decir, por estos tiempos no ha conocido, ni “Aguja ni Bala”. 


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