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Estado de sitio o sitio al estado

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 7 de marzo de 2021 | Publicado a las: 08:01

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“Llegó el momento de ser prácticos y estrategas, hacer funcionar el sistema y sus instituciones de verdad, deben unirse. Este no es un conflicto mapuche, antes lo fue. Ahora es sinvergüenzura,  es dadiva y cohecho, donde hay muchos sujetos activos y pasivos de estos delitos, si señores, las prebendas de ayer fueron consideradas debilidades, y hoy son una obligación”.

Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, profesor de Estado, consultor en Inseguridad, criminalista-criminólogo.

La estructura social puede ser diversa, tal como las propias necesidades humanas, sin embargo hay elementos básicos, que unifican determinados requerimientos espontáneos, que nos diferencian de los otros seres vivos que no son humanos.

Es decir, el reino animal y vegetal, contrario a lo que algunos creen, no tienen Estado, (gobierno, legisladores, jueces, empleados burocráticos), suegras ni suegros, niveles de escolaridad, ni bonos o sueldos.

Lo que si tenemos todos -humanos y animales- es frío, calor, sueño, hambre, necesidades fisiológicas, alegría, miedo y necesidad de protección (seguridad).

 El tema es que algunos adoptan sus decisiones de forma instintiva y otros, en teoría, de forma racional. A estas alturas, da lo mismo.

Lo importante, siempre es cumplir con las expectativas lo mejor que se pueda. Independiente de las excusas y el camino empedrado.

Para nadie es secreto, que el ambiente esta como enrarecido, y no precisamente por el cambio climático o efecto invernadero, parece que hay otros vientos y corrientes térmicas no consideradas en la naturaleza, que nos están afectando y en demasía.

El letargo disfuncional de los engranajes de esta máquina híper compleja llamada Chile, donde reina la ambigüedad y ambivalencia, nos lleva a mover la cabeza más rápido que una lechuza (búho), en la noche, mirando el paso de roedores en todos los sentidos cardinales. Esto no se detiene.

Basta de volteretas y a lo que nos convoca, total no hay tiempo que perder, ya no pasa agua bajo el puente y hay que asumir.

Incendios, ataques, usurpaciones, balazos, lesionados, muertos, candidaturas, silla política musical y las post verdad, no tienen más arriba de la coronilla. O no? 

El respetable público ya no sabe que creer y menos a quien creerle.

Algunos dicen que algo se hace, otros dicen que nada, otros que Santiago es Chile, unos pocos que hay que descentralizar, en fin cada uno con su pomada refrescante acarreando agua a su propio molino.

Lo que sí hay, y mucho, es pena, miedo y desazón, en la mayoría de la gente de La Araucanía, ya que no se sabe, adonde marcha el amigo, ya que no es al pueblo de más al norte.

Al sur de Chile, llegaron dos pandemias, una de ellas es la sinvergüenza a todo evento, que consiste, en que algo o alguien, me regale todo y si eso viene con campo agrícola mejor, pero si es un fundo listo para cosechar, obvio, mucho mejor.

Total, solo hay derechos y ya no existen los deberes y menos las obligaciones.

Para que hablar de trabajo, eso es para los migrantes.

Los agricultores han cometido errores, por cierto, y siguen cometiéndolo, pero eso no da derecho a la destrucción de su patrimonio.

No es lógico ni justo lo que sucede, aunque se invoque problemas de años, ancestrales, estatales, lo que sea, las excusas agravan la falta.

En ninguna parte del mundo, una casa que es sitiada, luego incendiada y amenazada bajo arma de fuego su propietaria, luego es tomada de nuevo la propiedad, con gran despliegue, y lesionado con arma de fuego un policía. No ocurriendo la detención o eliminación de los atacantes. Ni en África en la época más dura.

Hay que ver que es mejor, reacción o respuesta, bueno acá ninguna de las dos.

La impotencia, ya es un sentimiento cuasi colectivo, sin embargo, tras bambalinas, se conversan los temas, aunque los garabatos son dardos que apuntan al Presidente de la República y  su gobierno. Pese a la gran disconformidad de todo lo obrado, las pasiones son aisladas y las emociones explotadas por redes sociales. Total los medios de comunicación televisivos muestran las imágenes que venden y no las que realmente son. Todo consensuado. 

Da la impresión que esta región araucana no tuviera representantes, defensores ni amantes de su naturaleza, como si valiera menos que un paquete de cabritas en invierno.

Muchos claman por la militarización de La Araucanía, sin entender conceptos, fines ni limitaciones. La ignorancia es atrevida.

Otros, recitan que quieren un Estado de Sitio, partiendo de la base que procede en casos de grave conmoción interior o de guerra civil.

Se les recuerda, que puede ser declarado por el Presidente de la República con aprobación del Congreso dentro de un plazo de cinco días. ¿Tendrá voluntad él y votos de la oposición?

Hay que recordar que dura 15 días, bueno alguien dijo que esto se resuelve en 72 horas. Pero existe la renovación.

Del estado de excepción actual, mejor ni hablar, total solo es para combatir el coronavirus. Que chiste más feo y patrocinado por el dúo Jefe de defensa y Aucán, que cantan desafinados una balada con ritmo de reguetón.

Desde esta tribuna, se visualizan solo dos soluciones, la primera, recuperar el estado de derecho, a través de potenciar a las fuerzas policiales constitucionales (Carabineros de Chile y PDI), dejándolos actuar profesionalmente, sin injerencias al estilo UP (Unidad Popular).

La segunda, reforzar los pecos bill (jeans), ponerse una correa de cuero, calzones que comienzan  de lana y terminados de cuero, y proceder a montar un pingo chúcaro que corcovee y presentar una acusación a todo ritmo por el artículo 121 del código penal chileno, que reza:

“Los que se alzaren a mano armada contra el Gobierno legalmente constituido con el objeto de promover la guerra civil, de cambiar la Constitución del Estado o su forma de gobierno, de privar de sus funciones o impedir que entren en el ejercicio de ellas al Presidente de la República o al que haga sus veces, a los miembros del Congreso Nacional o de los Tribunales Superiores de Justicia, sufrirán la pena de reclusión mayor, o bien la de confinamiento mayor o la de extrañamiento mayor, en cualesquiera de sus grados”.

Este pingo va acompañado de la siguiente collera: 

En el apiñadero, articulo 134 del código penal chileno, “Los empleados públicos que debiendo resistir la sublevación por razón de su oficio, no lo hubieren hecho por todos los medios que estuvieren a sus alcances, sufrirán la pena de inhabilitación absoluta temporal para cargos y oficios públicos en cualquiera de sus grados”.

Con esto, 4 puntos buenos.

Se pueden percatar que la solución no es difícil y se soluciona sin disparar un solo cartucho por parte de civiles.

De las forestales no vamos a decir nada, ya que están en otro afán.

Señores agricultores, preocúpense de las soluciones mas no de las causas, ya no hay leche derramada para llorar, pónganse las pilas, dedíquense a la agricultura y a la ganadería,  por mucho que le hagan empeño y se junten con amigos y conocidos “EX” de cualquier cosa, la situación no funciona, los tiempos han cambiado y los van a detener a ustedes, solo por pensar en querer hacer algo.

La seguridad y protección, no es un chiste, la iniciativa ahora la tienen otros.

La intendencia y gobernación, son un templo de burocracia y gimnasio con colchonetas para vueltas de carnero.

Llegó el momento de ser prácticos y estrategas, hacer funcionar el sistema y sus instituciones de verdad, deben unirse. Este no es un conflicto mapuche, antes lo fue. Ahora es sinvergüenzura,  es dadiva y cohecho, donde hay muchos sujetos activos y pasivos de estos delitos, si señores, las prebendas de ayer fueron consideradas debilidades, y hoy son una obligación.

El chancho, comió demasiado afrecho, y no tiene la culpa, pero tampoco se puede amputar la mano de quien le dio de comer, actúen con criterio técnico, con mesura e inteligencia, ya que el miedo, del que cree que nada tiene que perder, no existe, al menos por ahora.

No piensen ni pidan el imposible ESTADO de SITIO, ocúpense de lo que ha ocurrido y existe en la práctica que es el “SITIO AL ESTADO”, ya no es un castillo o fortaleza asediada, si no que un territorio más amplio y la mentalidad de muchos. Es un proceso irreversible pero solucionable, siempre habrá un mestizo Alejo, hablen con él.


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