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Opinión

Editorial: Trabajo infantil

Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 18 de julio de 2020 | Publicado a las: 15:15

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En 2016, según cifras entregadas por la Seremi del trabajo y previsión social en conjunto con el Sename, existían 3.000 niños trabajando en La región. Las comunas con mayor índice por trabajo infantil mencionadas eran Collipulli, Carahue y Purén, relacionados al área agrícola. En tanto en Temuco y la zona lacustre lideran las tasas de peores formas de trabajo, ligadas fundamentalmente a la explotación sexual.

El 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Si bien en Chile ha habido avances en esta materia, estos esfuerzos aún distan de una realidad que golpea a la población menor de 18 años de nuestra sociedad. En nuestro país, 3 de 46 niños, niñas y adolescentes trabajan; mientras que en el mundo, se estima que 152 millones de niños y niñas se encuentran en situación de trabajo infantil, cifras que no dejan de ser preocupantes.

Lejos de ser hechos puntuales o aislados, se trata de una realidad que no existe solo en estas fechas, sino que se da cada día, en el cotidiano, afectando a miles de niñas, niños y adolescentes en Chile y en el mundo; desarrollándose en el ámbito presencial y también virtual. Si bien, afecta transversalmente a distintos grupos sociales, etarios y de género, sigue primando una mayor incidencia sobre grupos vulnerables y hacia el género femenino.

Ahora bien, al focalizar la mirada, hemos de recordar que en el año 2000 el Estado de Chile ratificó el convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que dice relación con la prohibición de las Peores Formas de Trabajo Infantil, entre las que se cuenta la “utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas”; es decir, dicho en términos precisos, Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes.

Respecto de esta grave vulneración de derechos, cada cierto tiempo y, coincidentemente en estas fechas, vemos en los medios de comunicación el destape de diversos casos de explotación. En la actualidad, junto con la denuncia hacia un centro colaborador del Sename en Hualpén, a nivel internacional han reflotado una serie de casos de redes de explotación sexual que involucran a políticos y celebridades de diversos países.

En 2016, según cifras entregadas por la Seremi del trabajo y previsión social en conjunto con el Sename, existían 3.000 niños trabajando en La región. Las comunas con mayor índice por trabajo infantil mencionadas eran Collipulli, Carahue y Purén, relacionados al área agrícola. En tanto en Temuco y la zona lacustre lideran las tasas de peores formas de trabajo, ligadas fundamentalmente a la explotación sexual.

Lejos de ser hechos puntuales y/o aislados, hemos de recordar que se trata de una realidad que no existe solo en estas fechas, sino que se da cada día, en el cotidiano, afectando a miles de NNA en Chile y en el mundo; desarrollándose en el ámbito presencial y también virtual. Si bien, afecta transversalmente a distintos grupos sociales, etarios y de género, sigue primando una mayor incidencia sobre grupos vulnerables y hacia el género femenino.

Independiente de los cambios de contexto social, este fenómeno sigue desarrollándose bajo un velo de negación que lo invisibiliza, lo cual nos exige tener una lectura crítica que permita identificarlo y problematizarlo.

Sin duda, no son suficientes las conmemoraciones una vez al año, o recordar su existencia a partir de hechos noticiosos, sino que, junto con el involucramiento y compromiso transversal de los distintos sectores que componen la política pública, también implica una profunda revisión de nuestras relaciones sociales como ciudadanos, que permita darle vigencia a la expresión, “erradicar la explotación, es tarea de todos”.


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