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Editorial: ¿Quién gana con la burocracia?

Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 16 de marzo de 2020 | Publicado a las: 09:22

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Pese al respaldo del Presidente  Piñera, la asociación público-privada para construir la primera línea ferroviaria de alta velocidad entre la RM y la V región está entrampada en una compleja red de normativas, que los financistas chinos no terminan de entender. Claro está el ejemplo que cuando estalló el adenovirus, las autoridades chinas decidieron construir un hospital para enfrentar la enfermedad y lo hicieron en 10 días.

 

 

Hay un texto, El proceso de construcción estatal en Chile. Hacienda pública y burocracia (1817-1860) cuya autora es Elvira López, que debe resultar interesante abordar –porque no lo hemos leído-  para comprender la enorme necesidad de los chilenos, para transformar la vida ciudadana, en todas sus facetas, en un largo, lento y estúpido ejercicio para desencantar cualquier iniciativa: la burocracia.

Alguien que sabe, nos escribió diciendo que este libro aborda el proceso de construcción estatal en Chile durante los años 1817-1860, a partir del estudio de la organización de la hacienda pública y la formación de un cuerpo burocrático. El análisis de las finanzas y de la creación de una burocracia estatal permitió observar las transformaciones, los cambios y continuidades que implicó la ruptura del pacto colonial.

Se comenta que hace un tiempo, el presidente chileno, Sebastián Piñera, se tomó una fotografía con un acompañante en el Palacio de La Moneda de Santiago. «¿Saben quién es?», preguntó a los periodistas. En la foto aparecía el presidente chino Xi Jinping, quien ha tratado por todos los medios de estimular la construcción de una  vía ferroviaria de alta velocidad entre Santiago y Valparaíso.

Pese al respaldo de Piñera, la asociación público-privada para construir la primera línea ferroviaria de alta velocidad entre la RM y la V región está entrampada en una compleja red normativa, que los financistas chinos no terminan de entender. Claro está el ejemplo que cuando estalló el adenovirus, las autoridades chinas decidieron construir un hospital para enfrentar la enfermedad y lo hicieron en 10 días.

Un ejemplo más local. En el 2016, el consejo regional de La Araucanía aprobó la inversión de 280 millones aproximadamente, para construir una nave que pudiera cruzar el río imperial entre Saavedra y Nehuentúe. A pesar que la partida de dinero estaba aprobada, se debió superar una larga lista de trámites entre Temuco, Santiago –donde finalmente se aprueba o rechaza todo- hasta que salió la orden de compra y la requerida balsa está por salir de la fábrica, un astillero valdiviano.

Pero para llegar a ello, se ha debido esperar ¡cuatro años!. Y la misma queja aflora con los famosos y muy urgentes proyectos de Agua Potable Rural. Algunos de ellos finalmente se construyen después de 10-12 y 15 años.

Los papeleos y trámites suelen ser un dolor de cabeza. La principal crítica es a la burocracia presente en el servicio público. De la que menos se habla es la burocracia en el sector privado, tan dura e inútil que la otra, pero que existe. Su visión se nubla un poco porque todo se soluciona con un simple llamado de un amigo del postulante, para que el trámite se haga rápido por parte de algún ejecutivo o director de empresa.

Pero es de público conocimiento que la burocracia existe en todos los estamentos del quehacer nacional. Claro, para realizar alguna actividad intervienen muchos servicios públicos y ninguno quiere soltar esa pequeña cuota de poder. Si bien, algunas plataformas de tramitación se han digitalizado, permitiendo la realización de trámites por Internet y agilizando el sistema, aún no es suficiente y hay trámites que simplemente son una pérdida de tiempo.

Hemos sido testigos de un trámite en una reconocida AFP –cuyos dueños son extranjeros- que debe ser habitual en estas oficinas. Un señor fue a realizar un trámite para ver la posibilidad de otorgar a su esposa postrada y con una enfermedad sin curación- alguna jubilación para amortizar en algo los cuidados y gastos de su esposa. El es jubilado en esa AFP y su esposa tiene una muy baja cantidad de ahorro porque alguna vez cotizó.

La respuesta fue: 1. No sirve el informe médico porque no está claramente escrito que el documento es para esta AFP. Segundo: un certificado de nacimiento. “Pero si ella está viva, en su cama, está su identidad, ustedes la tienen registrada”, intenta reclamar el esposo. La respuesta volvió a ser negativa. 3. Un certificado de matrimonio. El marido vuelve a decir. “Pero si en su base de datos dice que yo soy el esposo”. 4. Un certificado médico que diga esto, 5. Un certificado de nacimiento del esposo y prosiguió la lista con dos certificados más.

Y ocurre lo que pasa siempre. Pese a los permanentes anuncios acerca de la modernización del estado, los ciudadanos siguen cabeza gacha sin creer nada, no se

Al parecer el Estado y los privados logran su objetivo: el ciudadano, impedido de ejercer sus derechos en forma expedita, abandona todo y se retira a superar sus problemas enfrentándolos con santa y austera resignación.

 


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