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Carabineros de Chile, el último fusible

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 30 de enero de 2022 | Publicado a las: 10:32

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Chilenos, despierten de verdad, como ahora la gente común y corriente lo está haciendo en Iquique y Arica, no hay que aguantar los atropellos foráneos cuando golpean a un carabinero, en forma y fondo como ocurrió en el norte, especialmente para evitar que se replique esta inconducta.

Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, Profesor de Estado, consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.

Cada día que pasa, nos informamos de una multiplicidad de cosas que suceden en el mundo, algunas veces oportunamente y otras de forma tardía.

En este mismo sentido, cada quien demuestra interés por lo que ocurre conforme a sus propios niveles de compromiso, amor por el prójimo, sentido del bien común, egoísmos, envidias, distancias o si algo es visiblemente amenazante para la propia supervivencia, cuando es detectable o concreto. En definitiva, cada quien interpreta las cosas a su conveniencia.

Esta función tan humana, sin duda ha deteriorado las relaciones interpersonales y grupales, de todo el colectivo humano, pero es una realidad y costará mucho revertirla, ya que los nuevos tiempos han formado un sujeto un tanto robotizado en sus reacciones y frio en sus resoluciones.

El mejor ejemplo, es que esta semana hubo un golpe de estado en “Burkina Faso”, un país africano, donde obviamente fue depuesto su presidente y por supuesto no fue noticia, ya que se interpretó como algo “normal”, que haya habido un derrocamiento por las armas en ese país.

El punto es que cuando se tiende a normalizar las inconductas, las transgresiones y las cosas malas, es que el ser humano entra en decadencia, así de simple.

Se pueden entender los estados de necesidad y los problemas de la gente, sin embargo, cuando la esfera del poder se pone laxa y se confunden las prioridades, los acuerdos, las normas jurídicas y los problemas sociales, nada bueno puede resultar.

Otro ejemplo palpable y visible, es que esta semana, la opinión pública y los filodoxos (amantes de la opinión), han abierto sus ojos y reaccionado con molestia, al observar por las redes sociales primero y luego por algunos medios de comunicación, la agresión a determinados Carabineros de servicio en la población, específicamente en las ciudades de Iquique y luego Arica. En otras ciudades también, pero con menor connotación pública.

Hay que decirlo, a partir del 18 de octubre de 2019, la agresión hacia Carabineros de Chile fue deporte nacional, lo demuestra más de 5.000 lesionados de color verde, y se produjo cierta indiferencia, toda vez que se visualizó que esa policía verde, esa que no deja ver, conforme a los cánticos de una barra brava, era el paredón de defensa del estado y de un gobierno a todas luces, débil y fallido.

También, se dieron cuenta que agredir a un representante de la ley, era prácticamente gratis o de bajo costo procesal, lo que quedó demostrado públicamente.

Pero otra cosa, -hay que decirlo-, fue el conflicto social e insurreccional, que nada tiene que ver, con la función de control social formal que ejerce una policía por el solo imperio de la ley.

Más aún, cuando cualquier advenedizo extraño y extranjero, quiere asumir el protagonismo y el rol, de ser el nuevo agresor de un Carabinero chileno, y no se trata de xenofobia, hacia los no nacionales de esta tierra, especialmente porque muchos chilenos vivieron en el extranjero, pero se adaptaron a las costumbres y normas del país anfitrión.

El tema en cuestión, es que algunos extranjeros, de menos a más, han observado que Chile, hoy es un país débil en todo sentido, y por eso creen que lo mejor es actuar con energía y decisión para someter y socavar aún más, al chileno de a pie. Así han conseguido muchos beneficios, les ha sido fácil la maniobra.

En este orden de ideas, vender drogas, contrabandear, explotar seres humanos, ejercer comercio ambulante sin autorización y otras inconductas poco clásicas, han hecho mutar el delito y cambiar el pelaje al país.

Esta acción, también ha tendido a normalizarse, ya que son migrantes y bajo esa bandera, todo se puede, por lo tanto, para ellos, también carabineros es una barrera que impide sus fechorías.

De tal forma que, igual cómo funciona un tablero eléctrico, diseñado con varios componentes para administrar el paso, regulación, consumo y control de la energía eléctrica, Carabineros es parte de este tablero social, cuya función de garantizar la seguridad y orden público, hoy por hoy, tiene un costo altísimo a todo evento, siendo muchos los que se quieren conectar ilegalmente a la red eléctrica.

Carabineros de Chile ha demostrado ser el último fusible, siendo ayer parte de un tablero manual, donde la sola presencia más allá de inspirar respeto, colapso por diversos motivos, que no constituyen excusa, para que se vulnere el estado de derecho.

Ahora, la modalidad de este tablero funciona en automático y controlado por otros organismos e instituciones de carácter netamente político, que presionan para que no funcione adecuadamente este tablero.

Para ello, han amenazado con reinventar o refundar a la institución de las carabinas cruzadas, creando una nueva para los nuevos tiempos, no definidos. Hay para todos los gustos.

Sin embargo, no han reparado que al igual que un tablero eléctrico, se requiere tener algo mejor, preparar a los técnicos e ingenieros, mantener las cadenas de insumos y repuestos, ya que la energía es necesaria no puede perderse y si ocurre, recién la gente echará de menos, ya que, con velas, no funcionan los refrigeradores entre otras cosas.

Chilenos, despierten de verdad, como ahora la gente común y corriente lo está haciendo en Iquique y Arica, no hay que aguantar los atropellos foráneos cuando golpean a un carabinero, en forma y fondo como ocurrió en el norte, especialmente para evitar que se replique esta inconducta.

Lo principal, es entender que no se puede vivir en un estado anómico (carente de normas), a nadie conviene, no se puede vivir sin energía eléctrica de la forma como conocemos la vida actual, como tampoco se puede vivir sin Carabineros de Chile, el ultimo fusible de defensa de este tablero eléctrico llamado Chile.

Hasta que no se diseñe adecuadamente un mejor tablero, con calma, materiales de calidad, nueva tecnología y mejorar la materia prima nacional, hay que cuidar lo que se tiene. De no ser así, un corto circuito puede provocar un incendio que lamentar.  

Hay que cuidar el ultimo fusible, ya que es de todos los chilenos, sin distinción alguna.


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